El doctor Marciano Martínez preside el Instituto de Derecho Penal, Procesal Penal y Criminología del Colegio de Abogados de Entre Ríos. Viene luchando por la implementación del juicio por jurados desde hace 40 años. A sus 86 años, y en plena actividad, pudo ver cómo se concretó un viejo anhelo personal, pero también una manda constitucional que la democracia había desatendido.
- ¿Qué sensación le deja la realización del primer juicio por jurados en Entre Ríos?
- El juicio por jurados es una transformación del sistema democrático argentino, porque supone la participación popular en uno de los poderes del Estado. Es comparable a lo que sucedió con la reforma de la Ley Sáenz Peña de 1912, que posibilitó el voto del pueblo y luego la presidencia de Yrigoyen. El error es ver este proceso sólo como una reforma procesal, cuando en verdad es algo mucho más profundo. Es la participación del pueblo en el dictado de sentencias judiciales. Tiene una trascendencia institucional muy importante.
- ¿Qué opina del proceso que llevó lograr instrumentarlo en Entre Ríos?
- En el país hay una demora que viene desde 1853, más de doscientos años. Acá en Entre Ríos la figura estuvo siempre en la Constitución Provincial, pero fue en la reforma de la Constitución Provincial de 1933 donde se discutió, se debatió y se aprobó el juicio por jurados. O sea, que la Legislatura sancionó la ley 86 años después, nosotros podríamos haber contado con el juicio por jurados en 1934, tal como las mujeres entrerrianas podrían haber votado ese mismo año, porque también esa reforma incluyó el voto femenino. Pero no se reglamentaron ninguna de las dos cuestiones. Estos atrasos institucionales históricos ocurren porque el sector que maneja el poder tiene miedo a la distribución de este poder en la gente. Hoy, los que vimos el juicio, fuimos testigos de lo difícil que es juzgar. Muchas veces no hay suficientes pruebas o las pruebas no son lo suficientemente claras para tomar una decisión. Pero es una experiencia muy interesante para vivir. Hay países donde esto es una tradición arraigada, por ejemplo, Estados Unidos tiene juicio por jurados desde que se independizó de Inglaterra.
- ¿Y de la forma que adoptó la figura del juicio por jurados?
- Acá se analizaron varios proyectos. La Federación Argentina de Juicios por Jurados entendió que este era el mejor proyecto, porque establece la unanimidad en el fallo, porque entiende que si 12 personas coincidieron en un pensamiento, ese pensamiento es correcto, o mayoritariamente correcto. Esto es muy bueno. Acá no se pudo ver el jurado, pero en otros lados hemos podido ver las caras del jurado y eso impresiona bien, porque incluye hombres y mujeres de todos los tipos y de todas las razas. Es un paso importante en un país democrático.
- ¿Y las críticas que se escucharon a la obligatoriedad de la figura?
- No he escuchado tantas críticas… Yo vengo con el tema desde hace muchos años. En 1985 escribí un libro titulado “Juicio por Jurados”, que en verdad era un cuento sobre el tema, pero tiene cinco ediciones. No era un libro jurídico, sino literario, pero me permitió recorrer la provincia hablando del tema. Defendiendo esta idea. Luego escribí un libro jurídico sobre el proceso de reforma constitucional del 33 y ahí incluí la figura del juicio por jurados. En la Constitución Nacional sancionada en Santa Fe incluía en tres artículos el juicio por jurados. Pero no se aplicó. El que se entusiasmó mucho con esto fue Domingo Faustino Sarmiento que lo había visto en Estados Unidos. Así cómo quiso imitar la educación obligatoria, laica y gratuita, intentó impulsar el juicio por jurados y mandó un proyecto al Congreso, pero se lo rechazaron. La oligarquía que manejaba el país en ese entonces no permitió que la gente común los juzgara a ellos. Para eso tenían sus hijos abogados, luego jueces, siempre fueron una casta que manejaba el poder judicial. Ellos debían manejar la justicia, “¿cómo me iban a meter preso a mí los criollos, los pobres, los empleados si yo era un hombre importante, un ganadero de mucha plata?”, así pensaban ellos. Hemos visto que las personas que nos recibimos de abogados podemos juzgar, pero también el pueblo puede juzgar, porque tiene sentimientos, emociones y razonabilidad. Hoy los jurados de Paraná tuvieron que razonar sobre las pruebas que se presentaron en el juicio. Los testigos, las pruebas periciales, las pruebas judiciales, etc. Sobre la base de eso se juzga, es verdad que no hay un fundamento escrito, pero que mayor fundamento que la razonabilidad y la unanimidad de doce personas. A veces uno acude a un Tribunal de tres personas, en lo que sólo uno de ellos hace el voto y los demás adhieren. Y otras veces, ni siquiera los jueces hacen sus propios votos, sino que los redactan los abogados que trabajan con ellos. Eso es un tema que se debate mucho en el Poder Judicial.
Desde el Colegio de Abogados se han realizado distintas acciones para impulsar esta iniciativa. El doctor Julio Federick, fue autor del proyecto que se presentó en el 2017 al gobernador Gustavo Bordet. Para el texto, y en distintas actividades para darle impulso al tema participaron activamente los doctores Marciano Martínez, Raúl Barrandeguy, Miguel Cullen, Guillermo Vartorelli, Sandra Sánchez y Victoria Cargnel, entre otros.
- ¿Qué sintió, en lo personal, usted cuando vio el juicio por jurados hecho realidad?
- A mí me gratificó mucho en lo personal. Cuando comenzó el juicio recibí muchos saludos de colegas que se contactaron conmigo y me felicitaban porque hace 40 años que estoy peleando por este tema. Yo nací en el mismo año que se modificó la Constitución Provincial que introdujo el juicio por jurados, no importa que se haya demorado 86 años, hoy nos debe enorgullecer porque se permite la participación del pueblo en el poder judicial. Ese es el cambio esencial.
- ¿Y para el Colegio de Abogados que significa?
- Para la institución es muy importante. Quiero decir lo siguiente: nunca las cuestiones jurídicas, políticas o sociales son en base a una persona, siempre deben intervenir muchas, y acá sucedió eso. Los abogados hemos peleado mucho por el juicio por jurados. Lo venimos haciendo hace años en los congresos provinciales y en el Instituto de Derecho Penal, Procesal Penal y Criminología. Lo hicimos con las armas institucionales que nos da el Colegio para impulsar estos temas. Con eso llegamos a los legisladores, que fueron los que tuvieron la última palabra en la sanción de la ley, a los magistrados y al poder ejecutivo provincial, al que le presentamos nuestro proyecto hace varios años. Si bien, no se aprobó nuestro proyecto tal como lo presentamos, lo importante fue el entusiasmo generado para dictar una norma que permita lo que vimos esta semana. El Colegio de Abogados de Entre Ríos tiene que estar orgulloso de haber participado en esta cuestión. El CAER fue el gran armador de la figura del juicio por jurados. Quiero felicitar al pueblo, a las autoridades que participaron y a cada uno de los jurados que tuvieron la oportunidad histórica de participar del primer juicio por jurados en Entre Ríos.